El presidente Luis Arce, en el marco del 80° Periodo de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, calificó este espacio como un momento histórico para reflexionar sobre los objetivos originales de la organización y si estos cumplieron las expectativas de la humanidad tras dos guerras mundiales, que dejaron millones de muertos, desplazados y heridos.
Arce recordó que la ONU se fundó sobre las ruinas de entre 50 y 70 millones de vidas perdidas en el holocausto y en la destrucción de naciones, afectadas no solo físicamente sino también moralmente, por la violencia del fascismo y del naciente imperialismo, incluyendo el uso de dos bombas atómicas. Uno de los objetivos de la ONU fue evitar la repetición de la barbarie de la guerra.
Sin embargo, el presidente boliviano señaló que actualmente persisten conflictos que evidencian genocidios, intervencionismo y militarización de regiones, así como bloqueos a países soberanos. Este escenario, dijo, constituye una forma de neocolonialismo.
Frente a esta situación, Arce propuso seis acciones concretas:
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Crear una Comisión de Reparaciones por la esclavitud, el apartheid, el genocidio y el colonialismo en los países del Sur Global.
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Convertir la Asamblea General de la ONU en un órgano vinculante, para que represente efectivamente a todos los pueblos.
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Declarar al mundo como territorio de paz e impulsar la desmilitarización hasta donde sea posible.
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Realizar una reforma profunda del Consejo de Seguridad para evitar que uno o dos países secuestren la estabilidad mundial.
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Avanzar hacia la declaración universal de los Derechos de la Madre Tierra.
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Rechazar las guerras comerciales y trabajar por la disminución de las brechas económicas y sociales entre países del capitalismo central y la periferia.
Arce aseguró que el pueblo boliviano, que ha garantizado un tránsito democrático sin precedentes en 28 años, estará vigilante y atento a los cambios necesarios en las Naciones Unidas para garantizar la paz mundial.